Desde hace tiempo que el mundo está inmerso en intentar cambiar todas las conductas y situaciones que originan aspectos negativos y de discriminación hacia personas simplemente por su pertenencia a un grupo o colectivo. Todo esto ha supuesto una constante aprobación de planes, reglamentos y leyes para regular estas situaciones y eliminar progresivamente las diferentes formas de discriminación y desigualdad. Un claro ejemplo, es la aprobación de la Ley 19/2020, de 30 de diciembre, de igualdad de trato y no discriminación, sin embargo, estas medidas no resultan suficientes, ya que seguimos con estos graves problemas en nuestro día a día, es por ello que, como personal de las Administraciones Públicas, debemos comprometernos en todo lo posible a minimizar las desigualdades presentes. Haciendo una reflexión personal, se me ocurran estas tres líneas de actuación primordiales: Uno de los primeros aspectos fundamentales a la hora de afrontar estos problemas, es la formación.